
En este módulo exploraremos las cuestiones de discapacidades en su relación con el desarrollo de la identidad sexual y la construcción de una educación sexual que sea interseccional y respetuosa. Comprenderemos hasta qué punto nuestros conocimientos relacionados con la discapacidad pueden estar condicionados por la sociedad (y las barreras sociales) y cómo promover un pensamiento crítico orientado al bienestar real.
Voices - Module 6
Introducción
¿Te has preguntado alguna vez cuántas personas discapacitadas viven en este mundo? ¿Por qué no ves a menudo personas discapacitadas en la calle? ¿O por qué en algunos países, ciudades o regiones hay más personas discapacitadas que en otros?
Las respuestas a estas preguntas pueden sorprenderte: según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 16% de la población es discapacitada. Es decir, ¡unos 1.300 millones de personas! En Europa, se calcula que son unos 100 millones, es decir, alrededor del 25%, aunque el método de cálculo de la población discapacitada, si es que existe, varía de un país a otro. En cualquier caso, vemos claramente que las personas discapacitadas constituyen una parte importante de la población total y, sin embargo, no siempre reciben la debida visibilidad y la sociedad no siempre se adapta para responder adecuadamente a las necesidades de las personas discapacitadas.
Por ejemplo:
- Sólo el 50% de las personas discapacitadas en edad de trabajar tienen un empleo (la tasa de empleo de las personas no discapacitadas es del 75%).
- Las personas adolescentes discapacitadas tienen el doble de probabilidades de abandonar los estudios.
- En general, las personas discapacitadas tienen un 50% más de probabilidades de sufrir pobreza o exclusión social.
Esto responde en cierto modo a la pregunta de por qué no vemos a las personas discapacitadas, pero aún no hemos considerado las causas profundas de la exclusión. Una primera lectura superficial consiste en decir que la exclusión se debe únicamente a las deficiencias cognitivas, de desarrollo, intelectuales, mentales, físicas o sensoriales de cada persona discapacitada. En otras palabras, por ejemplo, la falta de movimiento de las piernas conduce automáticamente a la exclusión de la persona, ya que no puede caminar como las demás, y la única forma de eliminar esta exclusión es que la persona se cure. Esta es probablemente la percepción predominante en la mayoría de los países y se describe mediante el “Modelo médico (o individual) de la discapacidad” (Spectrum, 2018: Oliver, 1990), del que hablaremos más adelante. Sin embargo, las causas son muchas, profundamente arraigadas en nuestra sociedad en cambio, y vinculadas al concepto de normatividad que ya exploramos: no nos damos cuenta de tantas personas con discapacidad a pesar de que representan una parte significativa de nuestra sociedad tal vez porque pueden estar afectadas por discapacidades invisibles; debido a la dificultad para muchas de vivir en un lugar de la ciudad; debido a la cultura en la que vivimos, que puede ser poco amigable hacia las personas con discapacidad.
Vocabulario clave y definiciones

Capacitismo
La percepción de que la forma típica de moverse, ver, oír y/o pensar y, en general, el cuerpo “capaz”, es superior y lo normal, y todo lo demás no es natural. Es también toda práctica, estructura y comportamiento que discrimine a las personas discapacitadas.

Accesibilidad
La accesibilidad es la práctica de hacer que los entornos, la información y/o las actividades sean sensibles, significativas, utilizables y libres de barreras para el mayor número posible de personas.

Deterioro o discapacidad
Característica, rasgo o (falta de) atributo de un individuo que puede afectar a su aspecto, al funcionamiento de su mente o cuerpo, causar dolor y fatiga, afectar a la comunicación y reducir la consciencia.

Discapacidad (según el modelo social de la discapacidad)
La exclusión que sufren las personas con deterioros o problemas debido a las barreras impuestas por la sociedad.

Discas/Diskas
Término con el que se autoidentifican muchas personas con discapacidades en su activismo político, reapropiándose de lo que era inicialmente una abreviación o un insulto. También a veces se llaman a sí mismas “rengas”, lisiadxs, tullidxs… Ponen el foco en el sistema capacitista que excluye a los cuerpos que considera no capaces y no normales para la lógica productiva y reproductiva del sistema capitalista.

Asistencia sexual
La asistencia sexual es una forma de apoyo a las personas discapacitadas destinada a garantizarles el acceso sexual a su propio cuerpo y a sus experiencias sexuales. El apoyo prestado puede ir desde la ayuda con la preparación, que puede incluir el aseo personal, el acceso y el uso de ayudas sexuales o servicios sexuales, hasta la ayuda física con el movimiento y la posición del cuerpo [4].

Modelo médico de discapacidad
Modelo según el cual la discapacidad es una característica del individuo y es el resultado de una deficiencia de la persona que reduce su calidad de vida y le causa desventajas significativas.

Modelo social de la discapacidad
Modelo según el cual la discapacidad viene impuesta por la sociedad y, más concretamente, por las barreras físicas y sociales.
¿Qué es una discapacidad?
De acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), podemos describir la “discapacidad” como el resultado de la interacción entre individuos con una situación determinada de salud y los factores personales y ambientales (por ejemplo, actitudes negativas sociales, transporte público y edificios inaccesibles, apoyo social limitado, etc.).
He aquí, a modo de resumen, algunos ejemplos de diferentes discapacidades y condiciones de salud:
Físicas
Afectan a la movilidad de la persona, pueden afectar directamente a músculos y extremidades. Algunas afecciones son: lupus, parálisis cerebral, ausencia o disminución de la función de las extremidades y distrofia muscular, etc;
Cognitivas / del desarrollo / intelectuales
Afectan al proceso de pensamiento y a la capacidad de conectar socialmente con los demás. Puede tratarse de una variedad de características sociales, como impulsividad, capacidad de atención limitada, dificultad para comprender las señales sociales y limitaciones perceptivas relacionadas con otros comportamientos. Algunas de estas afecciones son: trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro autista (TEA), discapacidad intelectual, síndrome de Down, etc:
Mental
Hay muchos problemas y trastornos de salud mental que afectan al bienestar, como los trastornos del estado de ánimo, los trastornos de ansiedad, los trastornos psicóticos, los trastornos alimentarios, etc;
Envejecimiento / neurológicas
Afectan al cerebro y a la médula espinal. Además, podrían ser más prominentes en individuos de edad avanzada. Las afecciones incluyen: Enfermedad de Alzheimer y demencia, enfermedad de Parkinson, lesiones cerebrales traumáticas, lesiones de la médula espinal, etc.
Otra categorización puede ser la distinción entre discapacidades visibles (personas en silla de ruedas, por ejemplo) y discapacidades invisibles (sordera, autismo, etc.). En ambos casos, sin embargo, de lo que se trata es de comprender cómo, dentro de las distintas discapacidades y condiciones, no hay cuestiones y respuestas que puedan aplicarse a todas las situaciones, sino que cada una, en función de las áreas implicadas y de las particularidades, requiere respuestas específicas. Intentaremos, por lo tanto, a continuación, dar una base común para lo que puede ser un enfoque general correcto para mejorar el bienestar de la sexualidad de las personas con discapacidad, centrándonos en las barreras que incapacitan y excluyen a las personas con discapacidades, tal y como se describen en el Modelo Social de la Discapacidad, afectando así al desarrollo de su sexualidad y vida sexual/amorosa.
¿Qué es el capacitismo?
“¡Nadie habló del hecho de que pudiera tener una vida sexual!”
Es bien sabido cómo dentro de la sociedad se suele percibir erróneamente a las personas con discapacidad como “carentes de deseo sexual” o “demasiado inocentes” para ser educadas en materia de comportamiento sexual y afectivo: los mitos sobre la discapacidad y la sexualidad resultan ser omnipresentes en nuestra sociedad. Estas visiones estereotipadas y estandarizadas sobre la discapacidad también se propagan a través de los principales medios de comunicación, como películas, series de televisión, redes sociales y pornografía. Aunque en los últimos años ha habido mejores ejemplos de representación de personas discapacitadas, como el personaje de Isaac en Sex Education, lamentablemente, las personas discapacitadas en los medios de comunicación siguen siendo tratadas a menudo con lástima, paternalismo y/o son “despojadas” de su sexualidad. Se da por sentado que son, de facto, “asexuales” o que tienen problemas mucho más graves que afrontar y, por tanto, no se dedican a la vida amorosa o sexual. Los cuerpos con discapacidades son, por tanto, invisibilizados e infantilizados en representaciones que, muy a menudo, no describen la realidad de las personas con discapacidades, que, como todas las personas, tienen la necesidad desde una edad temprana de descubrir su cuerpo y su sexualidad.
La presencia de estos falsos mitos, actitudes negativas, estereotipos, prejuicios y estigmatizaciones que discriminan a las personas discapacitadas son la base de un fenómeno social denominado “capacitismo”: un sistema omnipresente de discriminación y exclusión que oprime a las personas que tienen deficiencias mentales, emocionales y físicas. El capacitismo también hace referencia a la práctica, la estructura y el comportamiento que discrimina a las personas discapacitadas.
“Me influyó el estereotipo de que los hombres son machistaas, más altos, más fuertes y otros estereotipos por el estilo. Quizá sentí que no era “demasiado hombre” porque soy discapacitado”.
El capacitismo también tiene que ver con la imagen corporal y los ideales. Gira en torno a la creencia de que sólo hay una forma de cuerpo, que es la correcta y la natural, que es el blanco, heterosexual, cisgénero y masculino (para saber más sobre normatividad y cuerpos, véase el Módulo 5 – Cultura). También podemos hablar de “capacitismo interiorizado”, es decir, aquellas situaciones en las que las características de los comportamientos y actitudes capacitistas son interiorizadas por las personas con discapacidad.
“Me sentía rechazada por mi deficiencia, sin duda tenía algo que ver con el hecho de que no me sentía cómoda con mi cuerpo e inconscientemente lo transmitía a los demás”.
Existe una importante laguna de conocimientos con respecto a cómo la discriminación capacitista crea y mantiene barreras, impidiendo y dificultando que las personas con discapacidad exploren y expresen plenamente su sexualidad. Pero sabemos que algunas de las consecuencias de estas presiones “paternalistas” que la sociedad impone al sobreproteger e infantilizar a las personas discapacitadas, crean la exclusión de las personas con discapacidades de los debates públicos y políticos sobre sexualidad, el posible menoscabo de un enfoque saludable y satisfactorio con respecto a la propia sexualidad, y la pérdida de acceso a la educación sexual.
“He sentido que me faltaban conocimientos sobre cuestiones de sexo y discapacidad”.
Sexualidad y discapacidades
El deterioro físico o cognitivo de una persona no le impide vivir su sexualidad de forma satisfactoria y placentera. Como en cualquier otra interacción, es necesario tener conciencia y autoconocimiento (por ejemplo, entender lo que nos puede gustar o no, qué partes del cuerpo nos pueden causar placer/malestar, etc.), respeto por uno/a mismo/a y por las partes implicadas, consentimiento y comunicación.
Situaciones como sentir vergüenza y diversión durante una situación sexual, elegir el lugar adecuado para practicar sexo, ropa que no se quita fácilmente, una postura que no resulta cómoda, etc., son aspectos que cualquiera de nosotras puede experimentar y que forman parte de una realidad que las representaciones dominantes no cuentan con demasiada frecuencia. Es útil recordar que esto le puede pasar a cualquiera, y que cualquier situación puede abordarse con una buena comunicación, respeto mutuo y conocimiento.
Al mismo tiempo, dado que el sexo no es sólo cosa de “pareja”, también conviene subrayar lo importante que es promover y garantizar el autoerotismo de las personas discapacitadas. En este sentido, ¿conoces el concepto de “asistente sexual”? El o la asistente sexual es una persona que, apoyándose en sus conocimientos profesionales (psicología, trabajo social, sexología, anatomía, formación académica, etc.) acompaña a las personas discapacitadas en su experiencia del erotismo y la sexualidad. En muchos países, la figura de la asistencia sexual es cada vez más demandada y se proponen muchos modelos como un derecho de las personas discapacitadas a vivir su sexualidad de la forma más fácil y natural posible. Desgraciadamente, el tema sigue siendo poco investigado, aún no está regulado y es muy debatido.
Barreras estructurales y sociales
La principal fuente de exclusión para las personas discapacitadas son, por tanto, las barreras estructurales y sociales, más que el cuerpo del individuo, que impiden la accesibilidad de las personas con discapacidades a entornos físicos o sociales.
Las barreras estructurales son, por ejemplo, la ausencia de rampas, ascensores, senderos y señales acústicas para invidentes, la ausencia de subtítulos en la televisión e Internet, la falta de libros y textos en braille, etc., mientras que las barreras sociales son actitudes y percepciones que provocan dificultades en la vida cotidiana de las personas discapacitadas, como aparcar delante de las rampas, comentarios y miradas críticas, la percepción de que las personas discapacitadas son menos capaces, requieren lástima, etc. Y en nuestro mundo estas barreras se derivan del hecho de que nuestras sociedades han sido diseñadas sobre la base de un cuerpo que camina, ve, oye y piensa de una determinada manera.
En el Modelo Social de la Discapacidad (Spectrum, 2018; Oliver 1990), el término “discapacidad” (impairment en inglés, es decir, la incapacidad para caminar, la visión o audición reducidas, etc.) se diferencia del término “discapacidad” (disability en inglés), que se define como la exclusión que experimenta la persona debido a las barreras impuestas. En términos muy sencillos, por ejemplo, cuando una persona ciega no puede pasar con seguridad por una calle, el Modelo Social se centra en la ausencia de señal sonora en el semáforo, mientras que el Modelo Médico se centra en la discapacidad visual del individuo. En español, usamos para ambas palabras un único término, discapacidad.
Las barreras, como la ausencia de una señal sonora en el semáforo, pueden ser físicas, estructurales, sociales, económicas, etc., y son la raíz de la exclusión de las personas discapacitadas.
Cabe destacar que el Modelo Social de la Discapacidad también implica que la discapacidad es “relativa”. Esto significa que una persona con problemas de movilidad es menos discapacitada en una ciudad con infraestructuras adecuadas, como Berlín, que en una ciudad que tiene, por ejemplo, un metro mayoritariamente no accesible, como París. Así que invirtamos la situación:
Digamos que tenemos una persona, llamémosla Alex, sin discapacidad física que se traslada a una ciudad que ha sido construida y habitada por personas usuarias de sillas de ruedas. Naturalmente, las usuarias de sillas de ruedas han construido todas sus casas con techos y puertas bajas y apenas hay sillas en ningún sitio. Así que Alex se veía obligado a agacharse todo el tiempo o a andar de rodillas, la cabeza se le llenaba de chichones de tanto golpear las puertas y, por si fuera poco, las usuarias de sillas de ruedas miraban a Alex con extrañeza, hacían comentarios desagradables sobre el cuerpo erguido de Alex y le hacían preguntas indiscretas, como si podía tener relaciones sexuales.
Esta última pregunta le llamó mucho la atención a Alex, ya que le recordaba a un día en el que había estado en un club de techos muy bajos y se había acercado a una persona en silla de ruedas que le había gustado, pero que durante la conversación le había mirado con una mirada muy extraña, a medio camino entre la torpeza y la lástima. A Alex también le resultó muy difícil conseguir trabajo porque las personas usuarias de sillas de ruedas consideraban que las personas como Alex eran menos capaces y, cuando por fin consiguió encontrar uno, Alex se vio obligado a sentarse en el suelo con su ordenador durante mucho tiempo hasta que le hicieron un “pedido especial” de una silla. Todo esto hizo que Alex se sintiera excluido.
La raíz de esta exclusión son las barreras estructurales, es decir, los techos bajos, la falta de sillas, etc., y las barreras sociales, es decir, todos estos comportamientos discriminatorios, a los que Alex se enfrenta a diario. Y estas barreras surgen del hecho de que esta ciudad se construyó de acuerdo con una norma muy específica, que es que todo el mundo se sienta en una silla de ruedas, y por lo tanto todo lo que sea diferente tiene que adaptarse a esa norma.
“No me sentía cómodo invitando a salir a una chica porque era difícil salir sin ayuda y me daba vergüenza pedirle ayuda”
Tanto las barreras estructurales como las sociales afectan a la sexualidad y la vida sexual de las personas discapacitadas. Por ejemplo:
- Cuando no se puede salir, ir al colegio o al trabajo, o tomar un café, es más difícil conocer gente y, por tanto, socializar y encontrar pareja romántica y/o sexual.
- Dado que los cuerpos pueden no ajustarse a la norma y, por tanto, considerarse menos deseables, las personas discapacitadas suelen sentir que las demás no las ven como personas con las que podrían relacionarse romántica y/o sexualmente. Muchas personas discapacitadas interiorizan esta creencia desde una edad muy temprana, lo que repercute en su propia autopercepción y en su camino de descubrimiento sexual.
Estas barreras también exponen a las personas discapacitadas a un mayor riesgo y vulnerabilidad ante los abusos y la violencia de género.
Deconstruir el capacitismo y superar las barreraS
“Sentía que no tenía los medios para ser encantador”.
Deconstruir el capacitismo no es fácil y lleva tiempo, pero el primer paso es sin duda comprender que el “enemigo” no es la discapacidad de una persona, sino las barreras estructurales y sociales. Las personas con discapacidades forman parte de la diversidad humana y su aspecto, movimiento, visión, audición o pensamiento son válidos y valiosos, se ajusten o no a las expectativas sociales convencionales.

Consejos para deconstruir el capacitismo al hablar de sexualidad
- Haz que el contexto en el que vives sea lo más accesible posible, en función de los distintos tipos de discapacidades que puedan estar presentes;
- Deconstruye tus prejuicios y estereotipos sobre las personas con discapacidad, especialmente sobre la sexualidad, informándote, reflexionando y dialogando con personas con discapacidad.
- Escucha lo que las personas con discapacidad tienen que decir sobre sus vidas;
- Respeta y sé sensible a la hora de hacer preguntas a una persona con discapacidad, procurando utilizar un lenguaje correcto y no estigmatizar;
- No infantilices a una persona sólo porque tenga una discapacidad, cayendo en falsos mitos y estereotipos tóxicos;
- No des por sentado que una persona con discapacidad es cisgénero y/o heterosexual, o que no es sexualmente activa.
“Me hubiera gustado saber [antes de mi primera experiencia sexual] que no hay deberes en nuestros deseos, que el “no” en mi mente si se convierte en “no” de mi boca no es incriminatorio sino mi derecho, para tener un mejor conocimiento de mis zonas erógenas”.
Es importante señalar que el entorno social en el que viven las personas discapacitadas desempeña un papel crucial en este proceso de deconstrucción:
- Las familias deben ayudar al niño/a/e a comprender desde pequeño/a/e que su cuerpo forma parte de la diversidad humana y que no es responsable de las dificultades que pueda experimentar. También es importante que creen el espacio para discutir con el niño/a/e temas relacionados con su vida amorosa y sexual, ya que es perfectamente normal que la sexualidad se desarrolle desde la infancia. También deberían buscar información y/o acudir a un especialista para estar mejor preparadas.
- Los centros escolares deben garantizar que se dan todas las condiciones necesarias (infraestructura, apoyo, etc.); facilitar las interacciones entre alumnado con discapacidades y sin ellas, y garantizar una educación sexual adecuada.
Superar las preocupaciones que puedas tener sobre el sexo como persona joven con discapacidades
Como joven con discapacidad, puedes tener preguntas y preocupaciones relacionadas con tu salud física o emocional en lo que respecta a las prácticas y relaciones sexuales. Por ejemplo, puedes sentir:
- Preocupación por encontrar pareja
- Preocupación por si tu pareja te encontrará atractivo/a
- Falta de confianza en tus capacidades o rendimiento sexual
- Preocupación por cómo se mueve o funciona tu cuerpo
- Ansiedad por los sentimientos de tu pareja hacia ti
- Preocupación por el dolor durante la actividad sexual
- Menos energía y deseo sexual
- Preocupación por si puedes tener hijos/as
- Preocupación por lo que pensarán las demás personas y por la discriminación.
Si te reconoces en alguno de estos casos… ¡no te preocupes! Es absolutamente natural. Está bien sentir frustración por las consecuencias de tu estado de salud en tu vida sexual, ya que se necesita energía para participar y disfrutar del sexo, especialmente en condiciones como las siguientes:
- Dolor: sin duda puede hacer que te apetezca menos el sexo, pero si puedes encontrar placer sexual de forma que minimices las molestias, puede que descubras que eso te ayuda a aliviar el dolor (durante un tiempo).
- Cansancio: el sexo puede parecer una carga más cuando estás cansado/a, pero puedes reflexionar sobre los momentos del día en los que tus niveles de energía son mejores que en otros, o simplemente tomártelo con calma.
- Estado mental: si no te sientes bien u optimista, es poco probable que tengas ganas de sexo.
- Medicación: puede afectar a tu interés sexual, tus pensamientos y tu estado de ánimo.
Y todas estas cosas, aunque molestas, pueden ocurrirle a cualquiera. Ya se llame dolor de cabeza, dolor de regla o tener un mal día y sentirse deprimida. No pasa nada por no tener siempre ganas de sexo. Además, recuerda siempre que hay muchas formas diferentes de satisfacerte a ti mismo/a y a tu pareja, sea cual sea la condición en la que viváis. Además, al igual que la sexualidad es una parte integral de la vida humana, también lo es el afecto: sé consciente de tus sentimientos y emociones, exprésalos y recuerda que no te define tu discapacidad o enfermedad. Eres una persona que desea y ama como cualquier otra, y tienes derecho a ello.

Consejos para que las personas con discapacidades exploren su sexualidad
- Sé una persona abierta y explora tu cuerpo. Sé consciente de lo que te da placer y lo que no
- No culpes a tu cuerpo. No es responsable de los prejuicios de las demás personas.
- Respeta tus necesidades, evaluando cada situación y definiendo los límites de tu propio cuerpo y de las demás personas implicadas;
- Ten conciencia y conocimiento de ti misma, desligándote de una visión tóxica, infantil, capacitista y normativa;
- Infórmate: aprende todo lo que puedas sobre el sexo en relación con tu enfermedad o discapacidad, ya que tener muchos conocimientos puede ayudarte a sentirte más cómodo o cómoda.
- Da visibilidad a tu persona, voz e historia e intenta participar en el debate público y la vida social, encontrando comunidades accesibles donde puedas explorar, confrontar, experimentar tu propia identidad en sus diversas facetas, también a través de los medios sociales, para romper los estereotipos.
- Utiliza las redes sociales y las aplicaciones de citas de forma segura. Pueden ayudarte a comunicarte y/o ligar con otras personas, darte tiempo para conoceros y superar ciertos prejuicios y estereotipos sin la presión del contacto directo (ve al Módulo 3 para saber más sobre cómo navegar por el entorno virtual de forma segura.
- Asegúrate de que conoces bien a las personas y de que confías en ellas antes de tener una cita. También puedes informar a una amistad sobre el encuentro y el lugar donde tendrá lugar.
- Consentimiento expreso, ¡es tu derecho! Pídelo también.
- Recuerda que no todo lo que ves en los medios de comunicación sobre las personas con discapacidades es cierto: muchas de estas visiones pueden contener estereotipos y falsos mitos.
- Busca ayuda: no dudes en hacer preguntas sobre sexualidad y relaciones a otras personas con discapacidades, a personas cercanas y a profesionales.
Referencias
Campbell, M. (2017). Disabilities and sexual expression: A review of the literature. Sociology Compass, 11(9), e12508.
Campbell, F. K. (2009). Contours of Ableism: The Production of Disability and Abledness. Basingstoke: Palgrave Macmillan.
Devon County Council. (n.d.). Medical Model. Retrieved 13 September 2023 from https://www.devon.gov.uk/equality/home/disability/medical-model
Esmail, S., Esmail, Y., & Munro, B. (2001). Sexuality and disability: The role of health care professionals in providing options and alternatives for couples. Sexuality and Disability, 19, 267-282.
European Disability Forum. (2019). How many persons with disabilities live in the EU?. Retrieved 10 September 2023 from https://www.edf-feph.org/newsroom-news-how-many-persons-disabilities-live-eu/
European Union. (2022). Infographic – Disability in the EU: facts and figures. Retrieved 10 September 2023 from https://www.consilium.europa.eu/en/infographics/disability-eu-facts-figures/
Gutiérrez-Bermejo, B., Jenaro, C. Sexual Assistance for People with Intellectual Disabilities: Proposal for a Service Delivery Model. Sex Disabil 40, 347–362 (2022). https://doi.org/10.1007/s11195-022-09729-z
Finkelstein V. (1975). Phase 2: Discovering the person in “disability” and “rehabilitation”. Magic Carpet Vol XXVII (1). Pages 31-38. Retrieved 11 September 2023 from https://disability-studies.leeds.ac.uk/wp-content/uploads/sites/40/library/finkelstein-finkelstein4.pdf
Lee, P. H., & Torres Celis, S. (2023). Crip-queer intimacy, alliance and activism: towards holistic sexuality education in Taiwan. Sex Education
Matin B, Ballan M, Darabi F, Karyani A, Soofi M, Soltani S. Sexual health concerns in women with intellectual disabilities: A systematic review in qualitative studies. BMC Public Health. 2021;21(1):1965. DOI: 10.1186/s12889-021-12027-6
Oliver M. (1990). The individual and the social models of disability. Retrieved 12 September 2023 from https://disability-studies.leeds.ac.uk/wp-content/uploads/sites/40/library/Oliver-in-soc-dis.pdf
SeeWriteHear. (n.d.). What is accessibility?. Retrieved 15 September 2023 from https://www.seewritehear.com/learn/what-is-accessibility/
Spectrum CIL. (2018). What is ‘The Social Model of Disability’? Retrieved 10 November 2023 from https://spectrumcil.co.uk/wp-content/uploads/2018/02/ULO17-What-is-the-Social-Model-of-Disability.pdf
Stapleton, D. H., Bossie, S. V., Hall, A. L., & Lowery, L. O. (2022). Sexuality and Disability. In Human Sexuality. IntechOpen.
Tepper M. S. (2000). Sexuality and disability: The missing discourse of pleasure. Sexuality and Disability. Retrieved 13 September 2023 from https://link.springer.com/article/10.1023/A:1005698311392
Thomas P., Gradwell L., Markham N. (1997). Defining impairment within the social model of Disability. GMCDP’s Coalition Magazine. Retrieved 13 September 2023 from https://disability-studies.leeds.ac.uk/wp-content/uploads/sites/40/library/thomas-pam-Defining-Impairment-within-the-Social-Model-of-Disability.pdf
UNICEF. (2023). Children in alternative care – Data to Strengthen Child Protection Systems and Outcomes for Children in Europe. Retrieved 13 September 2023 from https://www.unicef.org/eca/reports/children-alternative-care
United Nations. (2004). HISTORICAL OVERVIEW: Evolution of thinking about disability issues – a human rights approach. Retrieved 11 September 2023 from https://www.un.org/esa/socdev/enable/disberk2.htm
World Health Organisation. (2018). Disability. Retrieved 10 September 2023 from https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/disability-and-health